Tu boca que me hace suspirar, que me hace llenar de ti, que me enamora y que me vuelve loco. Que cuando llega el momento del día en el que estoy a tres milímetros de tu boca en mi ser siento miles de mariposas volando por mi cuerpo, miles de emociones en mi cabeza y tu amor enterito recorriendo todas mis venas.
Tu boca que me llama y me hace ser lo que nunca fuí, esa BOCA que sueño cada noche, esa boca que me hace temblar y apreciar cada segundo que la beso. Sentirme el hombre más afortunado, por ser el dueño de tus labios, de cada beso y de cada GRRR que me haces.
Cada sensación de perfección que me da tu boca me lleva a mi a un mundo donde sólo vivimos TU Y YO, donde sin importar nada más que congelar el tiempo y besarte por la eternidad. Te quiero para besarte en las noches, en las madrugadas, en los buenos días, en el desayuno, en la media tarde, en tu hora de la siesta donde eres la bella durmiente más hermosa del mundo.
Aquél 22 de septiembre estar a unos cuantos centímetros de tu BOCA me llevaba a querer ser el dueño de tus labios, para cuidarlos, para amarlos, para morderlos y hacerlos vivir. Ese día te dí el primer beso e inmediatamente te abracé porque me había lanzado al mar de tus labios, y yo siendo un simple naufrago navegué en ellos sin miedo a que estos mismos labios me ahogaran. La felicidad tan increíble que sentí no la puedo expresar con simples palabras es una sensación de ajskljalkjslkjaslk (Golpee mi cabeza contra el teclado) que sale de mi cuerpo y las cosquillas de mi estómago.
Seré el dueño de tu boca por el resto de nuestros días, y te daré como recompensa mis besos más sinceros para tu boca tan perfecta.
